ayer
pasó por la acera
bajo mi ventana
pasó por la acera
bajo mi ventana
la muerte
sin necesidad de sigilo
ni tacones
la reconocí enseguida
era mi muerte
desdentada
desvirgada
descarada
deslenguada
desteñida
y desnortada
y me habló
y su habla quemaba
-como siempre-
-como siempre-
la muy puta
sabe cómo hacer
para que no la olvide
pero da igual
hasta la muerte se muere
aunque sea de hastío
y deja el paso libre
para coger el tranvía
en Malá Strana
-o es en la Alfama?-
y así me adormezco
en los duros asientos
junto a una anciana sin tiempo
que me adopta
hasta la próxima parada
en Malá Strana
-o es en la Alfama?-
y así me adormezco
en los duros asientos
junto a una anciana sin tiempo
que me adopta
hasta la próxima parada
© Frantz Ferentz
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