te miro
sin verte
desde este no mar
al otro lado de mi ventana
en una noche
de tigres sin rayas
y falsos profetas
que queman en la lengua
al profanarlos
te pronuncio
sin hablarte
y no hueles a espliego
porque el verano
ya no es verano
padece mal de amores
y se emborracha
para olvidar
con los vagabundos
del parque
bajo mi ventana
te recito
en desmemoria
te nombro
y te desnombras
te distingo
y te desvaneces
te finjo
y tú caducas
acaso
el Moldava
no haya existido nunca
y tú a mí
me hayas inventado
mal y tarde
Frantz Ferentz, 2014
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