hace ocho minutos alguien dio la orden de apagar la luna. nadie se ha dado cuenta, es de día y hace calor pese a ser otoño. alguien lo notará cuando al contar los destellos de tu boca se quede con tu recuerdo entre los dedos. hace ocho minutos que te has ido y el domador de caricias no me lo ha advertido. no hay luna, no hay tú. temo que anochezca y me percate de que la oscuridad no es la luz que no penetra bajo tu blusa. la ciudad se levanta en domingo con resaca. faltan una ría y moliceiros al pie de mi ventana. que te conecten, por favor, que te conecten ya. y luego, finge que nunca te has ido, finge que fueron solo ocho minutos.
Frantz Ferentz, 2014º