esta tristeza es antigua. fabricada como las de antes, no es plegable ni lavable. tropiezo con ella por los rincones, me la piso y se queja. en cambio, yo no me quejo. la insulto. puta tristeza. ella solloza. en el fondo me da pena. es mi tristeza. mi sombra más negra se solidariza con mi tristeza. son dos contra mí. un perro aúlla a la luna en la calle. mi tristeza se asoma a la ventana y acaricia los aullidos que se desvanecen. el verano me adormece. mi tristeza, en cambio, está radiante. querría creer que no consigo entenderla.
Frantz Ferentz, 2014
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