quarta-feira, outubro 02, 2013

CÓMO PASA EL TIEMPO



cómo pasa el tiempo, me decías compartiendo sombra con las hojas recién caídas que se posaban en tu regazo. cómo pasa, te contestaba yo indemne al otoño filantrópico que intentaba averiguar el color de tus caderas. recordé entonces las piernas espléndidas de la mujer de la calle josé abascal. me enamoré para nunca de ella. fue como seducir a Madrid entre cerezos y ella me abdujo la retina. luego recordé tus ojos de hace veinte años. cómo pasa el tiempo, dijimos a la vez. sin embargo tus ojos por entonces soñaban costas 

pestañeas
tu mirada huele a atlántica
y yo contemplo el fondo
de la taza
donde antaño
leía posos
ahora solo queda un logo falsamente melancólico

por fin conozco el futuro. lo dejaron escrito y tendido en la acera. el café de estos sitios es nefasto, casi tanto como el pasado que hormiguea en los bolsillos. quiero pagar con recuerdos pero ya no son de curso legal.

vuelvo a tus ojos
solo eres ojos
el resto de ti
no me interesa
quizás seas mujer
o nada

siempre intento ver en todo mujeres. el otoño, la luna, Madrid, la ausencia, el Tajo, la infancia, el no te quiero, el cabello de la sonrisa... todo es mujer, o lo era, o yo lo creo así. por eso tus ojos son mujer, porque si existe dios ha de ser diosa. mujer o nada. qué más da todo.

ay, esos ojos...

Frantz Ferentz, 2013

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