el miedo
se acomodó entre sus piernas
pidió una cerveza
luego otra
luego otra
se sentía bien
las vistas eran espléndidas
y el lugar rezumaba
desconfianza
era perfecto
para soplar temores
a la sombra de la luna
después de toda una noche
bebiendo sin pagar
el miedo dio un paso atrás
tropezó
en el vértice
del pubis más ambicionado
y el miedo
se hizo hombre
y el hombre tuvo deseos inconfesables
con un regusto a zumo de malta
el hombre
que antes fuera miedo
miró su reloj
se quitó la corbata
y las gafas
y los complejos
y se sumergió
entre aquellas piernas
sin contener la respiración
hasta el alba
hasta el fin de la retórica de la cerveza
Praga al fondo
y el Moldava
en los labios de una desconocida
que recita
en trance
a Kafka
en una noche de invierno
de miedos y de cerveza
de cerveza y de revoluciones
en alguna sombra leve y de paso por Malá Strana.
Frantz Ferentz, 2013
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