Eras a derradeira puta.
Atravessaste o grande salão sem pretensões, a olhar para o chão. Sabias
que já os teus lábios ficaram desselados. Ninguém
te dizia puta, mas tu já naufragaras pelas peles de todos eles,
foras brêtema e suspiro nos peitos daqueles que te contemplavam,
até chegares a mim. Soubeste que o nojo
não se pronuncia, sabias que eu não sinto nojo
porque o nojo apenas fica ao alcance dos que julgam. Fui
a derradeira sílaba que atravessaste, não precisaste
de mais impulsos, de mais luas azuis, de mais novembros,
eras puta a fingir estrelas, puta, quatro letras
que te sangravam como lágrimas, puta, sim, mas sempre
quiseste caminhar ergueita, orgulhosa, com o teu nome
por diadema. E mesmo antes do limiar, ainda me perguntaste
em silêncio se te amava.
Sabes? Este ano as camélias não conseguem prender no teu cabelo
* * *
Eras la última puta.
Atravesaste el gran salón sin pretensiones, mirando al suelo. Sabías
que ya tus labios habían quedado desellados. Nadie
te llamaba puta, pero tú ya habías naufragado en la pieles de todos ellos,
habías sido calima y suspiro en los pechos de aquellos que te contemplaban,
hasta que llegaste a mí. Supiste que el asco
no se pronuncia, sabías que yo no siento asco
porque el asco solo queda al alcance de los que juzgan. Fui
la última sílaba que atravesaste, no necesitaste
más impulsos, más lunas azules, más noviembres,
eras puta fingiendo estrellas, puta, cuatro letras
que te sangraban como lágrimas, puta, sí, pero siempre
has querido caminar erguida, orgullosa, con tu nombre
por diadema. Y justo antes del umbral, aún me preguntaste
en silencio si te amaba.
¿Sabes? Este año las camelias no consiguen prender en tu cabello
Frantz Ferentz, 2017
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